NIcolas Monardes

Nicolás Bautista Monardes (Sevilla, España, alrededor de 1493 — Sevilla, España,10 de octubre de 1588) fue un destacado médico y botánico español.

Índice

    1 Biografía
    2 Lista de trabajos de Monardes
    3 Bibliografía
    4 Enlaces externos
    5 Referencias

Biografía

Estudió Medicina en Alcalá de Henares, donde obtuvo el título de bachiller en 1533, formándose en el Humanismo de Antonio de Nebrija, y se doctoró en la Universidad de Sevilla (1547). En esta ciudad ejerció la profesión de médico con gran éxito y reunió un importante herbario, cultivando además diversas plantas americanas en su propio huerto, y también se embarcó en diversos negocios mercantiles, especialmente los relacionados con el comercio de medicinas y el tráfico de esclavos.

Monardes publicó un gran número de libros de suma importancia. En Diálogo llamado pharmacodilosis (1536) examinó el Humanismo, y sugirió el estudio profundo y directo en su lengua original de los tratadistas clásicos, principalmente de Pedanius Discorides. Discutió acerca de la importancia del griego y del árabe en la medicina, en De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia (1539), aplicándolo a la controversia que había en su tiempo sobre la propiedad de la sangría aplicada al llamado mal de costado o pleuresía, tema polémico entonces entre los médicos seguidores del Humanismo y los de la tendencia arabizante. De Rosa et partibus eius (1540) fue un tratado acerca de las rosas y los frutos cítricos; también estudió la nieve (Tratado de la nieve y del beber frío, 1574) y el hierro (Dialogo de las grandezas del hierro y de sus virtudes medicinales, 1574) y escribió un Tratado de la Piedra Bezaar y de la yerua escuerçonera.

Su trabajo más significativo y conocido fue Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, publicado en tres partes bajo diversos títulos (de 1565, 1569 y completado en 1574 y reimpreso sin cambios en 1580). Este fue traducido al latín por Clusius (Charles de l'Écluse, 1526-1609) y al inglés por John Frampton. En esta obra se propuso estudiar y experimentar con los productos y medicinas del Nuevo Mundo para explorar sus propiedades farmacológicas, aprovechando que Sevilla era el puerto de entrada al Viejo Mundo de las Indias Occidentales. Para ello cultivó en su huerto plantas americanas y describió por vez primera muchas especies como el cardo santo, la cebadilla, la jalapa, el sasafrás, el guayaco, la pimienta, la canela de Indias, el tabaco, el bálsamo de Tolú etc., entre otras conocidas y descritas imperfecta o incorrectamente. Familiarizó a los europeos con plantas tan trascendentales como la piña tropical, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca o la zarzaparrilla. Su contribución a la farmacognosia fue muy relevante, como demuestra el enorme interés despertado por su obra: en poco más de cien años sus obras alcanzaron cuarenta y dos ediciones en seis idiomas.
Fue el primer autor conocido en informar y describir el fenómeno de la Fluorescencia, entonces desconocido, en su libro Historia Medicinal (Sevilla, 1565), donde describe el extraño comportamiento de ciertas infusiones de Lignum nephriticum.1 2
Lista de trabajos de Monardes

    1536: Diálogo llamado pharmacodilosis
    1539: De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia
    1540: De Rosa et partibus eius
    1569: Dos libros, el uno que trata de todas las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de la medicina, y el otro que trata de la piedra bezaar, y de la yerva escuerçonera. Sevilla: Hernando Diaz
    1571: Segunda parte del libro des las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de la medicina; do se trata del tabaco, y de la sassafras, y del carlo sancto, y de otras muchas yervas y plantas, simientes, y licores que agora nuevamente han venido de aqulellas partes, de grandes virtudes y maravillosos effectos. Sevilla: Alonso Escrivano, 1571
    1574: Primera, segunda y tercera partes de la historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven en medicina; Tratado de la piedra bezaar, y dela yerva escuerçonera; Diálogo de las grandezas del hierro, y de sus virtudes medicinales; Tratado de la nieve, y del beuer frío. Sevilla: Alonso Escrivano
    1580: Reimpresión la publicación de 1574. Sevilla: Fernando Díaz
    1580: Historia Medicinal. Sevilla. Para Samuel Fastlicht

Bibliografía

    Boxer, C. R. (1963) Two pioneers of tropical medicine: Garcia d'Orta and Nicolás Monardes, London: Wellcome Historical Medical Library.
    Guerra, Francisco (1961) Nicolás Bautista Monardes, su vida y su obra, ca. 1493-1588, México.

Enlaces externos

    El descubrimiento de la fluorescencia
    Nicolás Monardes: un médico renacentista sevillano "padre de la Farmacología"
    Edición en línea de la Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales y otras obras de Monardes


Referencias

    "Molecular Fluorescence, principles and applications". Bernard Valeur. Wiley-VCH. Weinheim, 2002. ISBN: 3-527-29919-X
    "Early History of Solution Fluorescence: The Lignum nephriticum of Nicolás Monardes" A. Acuña y F. Amat-Guerri. FLUORESCENCE OF SUPERMOLECULES, POLYMERS, AND NANOSYSTEMS Springer Series on Fluorescence, 2008, Volume 4, Part A, 3-20, DOI: 10.1007/4243_2007_006

Categorías:

    Nacidos en 1493
    Fallecidos en 1588
    Botánicos de España del siglo XVI
    Escritores de España del siglo XVI
    Médicos de Andalucía

Nicolás Monardes nació en Sevilla alrededor del año 1493 y murió en la misma ciudad en 1588. Estudió en Alcalá, donde obtuvo el bachiller en medicina en 1533, y recibió la influencia de la corriente encabezada por el humanista Anatonio de Nebrija. Se doctoró en la Universidad de Sevilla en 1547.

Ejerció la medicina en Sevilla con gran éxito además de participar en empresas mercantiles, especialmente las relacionadas con el comercio de medicinas y el tráfico de esclavos.

Publicó varias obras. La primera fue el Diálogo llamado pharmacodilosis (1536), donde, siguiendo la corriente humanista, recomienda el estudio directo de los clásicos, sobre todo de Dioscórides. Una orientación parecida sigue su De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia (1539) que se ocupa de la sangría del mal de costado, tema de agria polémica entre los seguidores del humanismo y de la tendencia arabizante. Siguió un libro dedicado a las rosas y los cítricos (De Rosa et partibus eius (1540), otro a la nieve (1571) y otro al hierro (Dialogo del hierro, 1574).

Su libro más importante fue Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1574), que consta de tres partes; la primera fue publicada en 1565 y la segunda en 1571). Tuvo conciencia del extraordinario interés de los productos medicinales que llegaban del Nuevo mundo. Se propuso estudiarlos con detenimiento y experimentar con ellos, ya que su situación era privilegiada; Sevilla era puerto y escala de todas las Indias Occidentales. Contaba con un huerto donde cultivó plantas americanas. Describió por vez primera muchas especies como el cardo santo, la cebadilla, la jalapa, el sasafrás, etc., y se ocupó con detalle de otras conocidas tan sólo parcialmente o incorrectamente descritas. Según López Piñero, familiarizó a los europeos con plantas de gran trascendencia como al piña tropical, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca o la zarzaparrilla.

Su contribución a la farmacognosia fue muy relevante. Según Guerra, rebasó el antiguo concepto de los herbarios tradicionales para ahondar en el origen y caracteres de identificación además de los usos de los materiales americanos, apuntando la similitud y diferencias con los productos de la farmacia clásica.

Sus textos se encuentran entre los textos científicos que más interés despertaron en muchos países. En poco más de cien años sus obras alcanzaron cuarenta y dos ediciones en seis idiomas. A esta difusión contribuyeron las ediciones latinas como las que realizó Clusius.

 

Nicolás Bautista Monardes nació en fecha incierta, en torno a 1493, coincidiendo con 2º Viaje a América con la tan ligado estará. Era hijo de Nicolás Monardes y de Ana de Alfaro. Su familia puede que fuera de origen genovés y su verdadero nombre sería Niculoso Baptista Monardis. Estudió Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares (obtiene el Bachiller el 19 de abril de 1533) y se doctora en la Universidad de Sevilla en junio de 1547. Como vemos hay un intervalo entre ambos estudios en los cuáles ya ejerció la Medicina.

En el siglo XVI eran pocos los que ejercían trabajos profesionales o liberales como éste. Los médicos sevillanos no estaban bien pagados y la mayoría vivían modestamente aunque no eran muchos y podían estar al sevicio del poder (el Cabildo Municipal, las cárceles, los hospitales religiosos) o de personajes importantes. Una excepción la constituirá nuestro protagonista.

No sólo ejerció la medicina en Sevilla sino que mantuvo actividades comerciales relacionadas con medicinas y el tráfico de esclavos. En aquella época ya había una especie de Mir pues la legislación establecía ejercer durante dos años bajo la tutela y supervisión de un médico cualificado y prestigioso antes de obtener el grado de Licenciado. Desde 1534, sabemos que Monardes estuvo ejerciendo con el médico Pérez de Morales, el cúal tenía una afamada y numerosa clientela que herederá pues además se casa con su hija, Catalina de Morales, el 7 de septiembre de 1537. Con ella tendrá siete hijos: García, Leonor, Dionisio (Leonisio), Isabel, María, Jerónima y Nicolás.

Se interesó por las nuevas plantas procedentes de las Indias y gracias a la posición privilegiada de Sevilla, que era Puerto de Indias y única entrada de todo lo que viniera de allí, puedo desarrollar sus investigaciones que marcan un hito en la ciencia, aunque por desgracia el personaje no sea muy conocido en su propia ciudad.

Tuvo un jardín botánico en la calle Sierpes como recuerda una placa en el número 9 (en la fachada de la joyería Sanchís "El cronometro") donde conoció, estudió, investigó y llegó a cultivar, experimentando, productos que eran absolutamente desconocidos en Europa como la piña tropical, el cacahuete, el maíz, la batata, la coca (de la que dijo que proporcionaba fuerza y actividad en los indios pero que creaba dependencia), la zarzaparrilla, el guayacán (del que dijo que servía para el tratamiento de la temida sífilis), el mechoacán o el bálsamo del Perú. Gracias a él, estas plantas fueron conocidas en Europa y gracias a sus estudios, nos familiarizamos con estos productos tan exóticos entonces pero que muchos forman parte hoy día de nuestra alimentación. También describió por vez primera muchas especies como el cardo santo, la cebadilla, la jalapa, el sasafrás, etc., y con él se mejora el conocimiento de otras que eran conocidas parcialmente o habían sido descritas incorrectas, como los cítricos. Parece que no trató el tomate, producto del que se dice que entró en Sevilla a escondidas, algo bastante curioso. Tampoco está claro que investigara sobre la quina. Y otro producto americano fundamental que sí estudió y aclimató en su jardín-laboratorio sevillano es el tabaco.

El tabaco y la ciudad de Sevilla don un binomio muy importante. Aquí se construyó la Fábrica de Tabacos (Primero situada en la morería en la collación de San Pedro y luego con edificio de nueva planta - el más grande de Europa- que es hoy día la sede de la Universidad de Sevilla. Y hablar de tabaco es rememorar a las cigarreras con el mito de Carmen). Pero volviendo al tabaco, cabe señalar que para Monardes sus cualidades eran magníficas alabando sus propiedades curativas (contra los dolores y para matar las lombrices intestinales) pero hay que tener en cuenta que entonces no se conocía la nicotina.

Sus estudios e investigaciones quedaron plasmados en las obras que escribió. La primera es Diálogo llamado pharmacodilosis (1536) donde sigue la corriente humanista, por influencia de Antonio Nebrija, de recomendar el estudio directo de los clásicos. Otra obra de estilo humanista es De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia (1539) que se ocupa de la sangría del mal de costado, un tema donde se enfrentaban humanistas y los de tendencia arabizante. Los libros De Rosa et partibus eius (1540), otro a la nieve (1571) y otro al hierro (Dialogo del hierro, 1574).

Su libro más importante es Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (son tres partes publicadas en 1565, 1571 y 1574). Son obras escritas en castellano pues fueron traducidas al latín.

Pero antes de dedicarse el estudio de plantas exóticas, labor fundamental que lo sitúa como iniciador de la farmacología moderna, su labor médica no era desdeñable dede el punto de vista científico. Criticó los arcaicos métodos del tratamiento médico y se le considera uno de los médicos renacentistas más importantes.

Su labor y obra fueron conocidos ampliamente pues a su muerte se imprimen y se traducen sus libros en 42 ediciones y 6 idiomas. Con su nombre se bautizaron dos plantas originarias de América del Norte: la monarda y la monardella.

la monarda

Centrándonos de nuevo en su faceta biográfica en Sevilla, fue un médico muy prestigioso que curiosamente no fue nunca a tierras americanas pues no se conocen viajes suyos ni aparece en ningún listado de pasajeros (hay quién afirma que sí estuvo allí y que ejerció la medicina en Nueva España hasta instalarse para siempre en su ciudad. Su hijo García Monardes sí parece que estuvo). Algo que sorprende pero que era habitual entonces entre gente importante. Las plantas americanas les llegaban por barcos y sus negocios y transacciones las hacía también por barco. Esos negocios le permitieron vivir holgadamente e invertir en otro negocios que le reportaron pingües beneficios. Aquí entra un aspecto negativo que constituiría la leyenda negra de su biografía. En una obra critica el uso de plantas exóticas en la medicina cuestionando que con el tarslado y manipulación de las mismas no se mantenían las propiedas originales. Luego sí defiende sin ambages su uso. Si sólo fuera un cambio de actitud mental que se debiera a los descubrimientos científicos que logra, no se hablaría de esa leyenda negra, pero fue la venta de plantas americanas lo que le enriqueció por lo que se puede apuntar a esos beneficios económicos el cambio de actitud. Sin embargo, la labor de Monardes se sigue considerando hoy fundamental y su figura debería ser más conocida, al menos en Sevilla.

Entre 1580 y 1582 el Cabildo hispalense lo requiere para el control de la epidemia de peste que asola la ciudad y escribe unas Epístolas sobre medidas y medicamentos a emplear.

Los últimos años son bastante sombríos para él.

Murió el 10 de octubre de 1588 (su testamento es de 4 de junio) en Sevilla, a una edad muy longeva como vemos (aunque algunas fuentes sitúan su nacimiento entre 1507-8). Quizá descubrió el elixir de la juventud en aquél edén que debió ser su jardín sevillano de la Sierpes. Está enterrado en el Convento de San Leandro, en cuya iglesia hay una lápida que lo recuerda y en cuyo altar está la inscripción original.

Monardes y Alfaro, Nicolás Bautista (ca.1493-1588).

Escritor y médico español nacido en Sevilla hacia 1493 y muerto en la misma ciudad en 1588. Estudió en la Universidad de Alcalá, donde obtuvo los grados de bachiller en artes y filosofía (1530) y de bachiller en medicina (1533). Allí recibió la influencia de la corriente encabezada por Elio Antonio de Nebrija, aunque el gran humanista no fue profesor suyo. En 1547 se doctoró en la Universidad de Sevilla, ciudad en la que permaneció hasta su muerte, a muy avanzada edad. Además de ejercer la medicina con gran prestigio y notables ingresos, participó en empresas mercantiles, entre ellas el comercio de materias medicinales y el tráfico de esclavos. Monardes publicó numerosas obras. La primera de ellas, Diálogo llamado pharmacodilosis (1536), refleja, como ha aclarado Pérez Fuenzálida, su adscripción a la corriente humanística. Atribuye a los árabes la decadencia de la botánica y de la materia médica y recomienda el estudio directo de los clásicos, especialmente de Dioscórides, en la misma línea de Nebrija. Parecida orientación tiene su segundo libro (1539), que trata de la sangría en el "mal de costado", tema entonces de una agria polémica entre los seguidores de la tendencia humanística y la arabizante.

En fechas posteriores publicó una edición de la Sevillana Medicina (1545) del judío bajomedieval Juan de Aviñón, el Libro de la nieve y del bever frio (1571) y cuatro tratados: De rosa et partibus eius. De succi rosarum temperatura, nec non de rosis Persicis (ca. 1540), De malis citriis, aurantis ac limonis (1564), el Libro [de] la piedra bezaar, y de la yerba escuerçonera (1565), y el Dialogo de las grandezas del hierro, y de sus virtudes medicinales (1574). Los tres primeros, que fueron reeditados en castellano y publicados varias veces en diversos idiomas fuera de España, fueron las primeras monografías sobre las rosas y los cítricos y el libro que difundió en materia médica europea el empleo de la Scorzonera hispanica L., introducida por el médico catalán Pedro Carnicer, y que incorporó los bezoares americanos, tras la difusión de los asiáticos, debida principalmente al portugués García da Horta. El Diálogo del hierro, asimismo reeditado y traducido, fue el primer libro dedicado a un tema que no volvería a ser tratado monográficamente hasta comienzos del siglo XVIII; en él se defiende la importancia del hierro para la vida humana, contraponiéndolo a la inmoderada ambición que despertaban los metales preciosos. La exposición se hace en forma de un diálogo entre el propio autor, el boticario Bernardino de Burgos (personaje real según Francisco Guerra) y un metalurgista vizcaíno llamado Ortuño. En boca de este último se pone la descripción de los principales yacimientos europeos y españoles, así como de las técnicas de labrado del hierro y de la fabricación del acero, entre ellas, las habituales en las famosas "ferrerías" del País Vasco. El libro también se ocupa de la génesis del hierro, de sus cualidades y de sus aplicaciones terapéuticas, con el enfoque propio de la cultura académica de la época.

Su libro más importante fue, sin embargo, el que en su primera edición completa se tituló Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales (1574). Consta de tres partes, la primera de las cuales había aparecido en 1565 y la segunda en 1571. Monardes tuvo clara conciencia del servicio que prestaba al dedicar largos años a la preparación de esta obra. En el prefacio de su primera parte, tras enumerar la "riqueza increíble que viene del Nuevo Mundo en oro y plata, piedras preciosas, perlas, animales, lana, algodón, grana para teñir, cobre, brasil y ébano", afirma que todavía más valiosas son "las cosas que traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en medicina". Por ello, se propuso estudiarlas, "de lo cual seré el primero, para que los demás añadan con este principio lo que más supieren y por experiencia más hallaren". Como Sevilla, prosigue, "es puerto y escala de todas las Indias Occidentales [...] púdelo hacer, juntamente con la experiencia y uso de ellas de cuarenta años que ha que curo en esta ciudad, donde me he informado de los que de aquellas partes las han traído con mucho cuidado y las he experimentado". El médico sevillano no era un observador ocasional ni un autodidacto, sino un científico sólidamente formado y con amplia experiencia en el estudio de la naturaleza. Cultivó plantas americanas en el huerto de su casa y aprovechó las colecciones y jardines que existían entonces en Sevilla, entre ellos el museo de Gonzalo Argote de Molina y quizá también el jardín botánico de Simón de Tovar. Describió por vez primera, según Francisco Guerra, varias especies vegetales, como el cardo santo (Argemone mexicana), la cebadilla (Sabadilla officinarum), la jalapa (Exogonium purga) o el sasafrás (Sassafras officinale), pero, sobre todo, ofreció las primeras descripciones detalladas y correctas de otras muchas.

Es un tópico considerar a Monardes un "clásico" de la farmacognosia, desde que W. Tschirch en su gran tratado de esta disciplina (1909-1927) afirmó que era uno de los "padres" de la disciplina, junto a Clusius y Valerius Cordus. Este título se justifica fundamentalmente por el estudio de las "nuevas medicinas" que incluyó en las tres partes de su Historia medicinal. Comenzó con resinas procedentes de especies de los géneros Hymenaea, Rhus, Elaphrium e Icica, precisó la información relativa al "aceite" de Liquidambar styraciflua L. y añadió a las "sangres de drago" del Viejo Mundo otra extraída de especies americanas de Croton. En el epígrafe de los purgantes, de gran relieve en la terapéutica de la época, se ocupó del "aceite de la higuera del infierno" (Jatropha curcas L.), de la "cañafístola" americana (Cassia grandis L.), que consideró de calidad superior a la asiática (C. fistula L.), y de otros de importancia secundaria; frente a ellos destacó la raíz del "mechocán" (Convolvulus mechoacan Vandelli) como purgante ideal, entre otras razones por sus efectos suaves que contrastaban con los de otro "mechoacán" al que llamó "furioso" (la jalapa o Exogonium purga [Wender] Benth.). También destacó, como "cosas celebradas en todo el mundo", el "guayacán" y el "palo santo" (Guaiacum officinale L. y G. sanctum L.), el sucedáneo americano (Smilax pseudo-china L.) de la raíz de china asiática (S. china L.) y las zarzaparrillas americanas. De estas últimas ofreció una exposición completa, en especial en lo relativo a su preparación y administración en forma de jarabe, polvo y "agua", así como una división que mantuvieron casi al pie de la letra los tratadistas de materia médica hasta muy avanzado el siglo XIX: la zarzaparrilla de México o de Veracruz (Smilax medica Schlecht. et Cham.), la de Quito o de Guayaquil (S. officinalis Humb. y spp. afines) y la de Honduras (principalmente S. utilis Hemsley), que consideró la preferible. "Monardes -afirma Guerra- rebasa el antiguo concepto de los herbarios tradicionales para ahondar en el origen y caracteres de identificación además de los usos de los materiales americanos, apuntando la similitud y diferencias con los productos de la farmacia clásica". A ello se debe que, desde el ya clásico Handbuch der Pharmakognosie (1933) de Alexander Tschirch, se le considere, junto a Valerius Cordus y a Charles de l'Escluse (Clusius), como uno de los "padres" de esta ciencia.

No obstante, la altura científica de Monardes se manifestó con especial claridad en los capítulos sobre los bálsamos de Perú y Tolú (Myroxylon balsamum [L.] Harms. var. pereirae y var. balsamum), el tabaco y el sasafrás (Sassafras albidum [Nutt.] Nees), que incluyen aportaciones que han permanecido estrechamente asociadas a su nombre hasta el presente siglo. Los bálsamos y el tabaco eran ya conocidos, pero Monardes les dedicó estudios farmacognósticos detallados y sistemáticos, poniendo de relieve las indicaciones de los primeros como balsámicos, antisépticos urinarios y cicatrizantes, y analizando los efectos del tabaco como narcótico conjuntamente con los del opio y la Cannabis indica. Semejante es el capítulo acerca del "palo de sasafrás", que describió por vez primera e introdujo en la terapéutica europea. También fue el primero que estudió la cebadilla (Schoenocaulon officinale [Schlecht] Gray), las canelas americanas Dicypelium caryophilatum Nees. y Canella alba Murr., así como la "pimienta luenga" (Piper angustifolium Ruiz et Pavón). Más de pasada se ocupó de plantas alimenticias como los pimientos, la piña tropical, el girasol, el maíz, el boniato, etc., deteniéndose solamente en la casava o mandioca, las granadillas y el cacahuete, al que llamó "fruto que se cría debajo de la tierra", expresión que Linneo incorporó literalmente al nombre de la especie (Arachis hypogaea L.).

La Historia Medicinal de Monardes fue una de obras científicas más reeditadas en la Europa renacentista. Sin contar las impresas en España, tuvo en vida del autor diecinueve ediciones, en latín, italiano, francés, inglés y alemán, y después de su muerte otras catorce, además de ser resumido o plagiado parcialmente en numerosas ocasiones. El más importante traductor fue el flamenco Charles de l'Escluse (Carolus Clusius), cuya versión latina de las dos primeras partes y, más tarde, de toda la obra contribuyó decisivamente a su difusión en el mundo académico europeo. No se limitó a una traducción literal, ya que reordenó el texto, resumió algunos capítulos y complementó otros con noticias, en su mayoría procedentes de los libros de Oviedo, López de Gómara y Cieza o de sus amigos y corresponsales, entre ellos, los españoles Benito Arias Montano, el citado Simón de Tovar y Juan de Castañeda.

En otro orden de cosas, fueron mucho más escasas sus referencias a especies animales, una de las cuales está dedicada al armadillo, sobre la base de un ejemplar vivo que poseía Argote de Molina. Entre las que consagra a minerales destacan las correspondientes al ámbar, al azufre procedente de Quito y Nicaragua, y al origen del bitumen y del petróleo.

Bibliografía

Fuentes

Diálogo llamado pharmacodilosis o declaración medicinal [...]. (Sevilla; Juan Cromberger, 1536).
De Secanda Vena in pleuriti Inter Grecos et Arabes Concordia. (Sevilla; D. de Robertis, 1539).
De Rosa et partibus eius [...]. (Sevilla; D. de Robertis, ca. 1540).
[Juan de Aviñón] Sevillana medicina [...]. (Sevilla; A. de Burgos, 1545).
Dos libros. El uno trata de todas las cosas que traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de Medicina...El otro libro, trata de dos medicinas maravillosas que son contra todo Veneno, la piedra Bezaar, y la yerva Escuerçonera [...]. (Sevilla; S. Trujillo, 1565).
Segunda Parte del Libro, de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de medicina [...]. Va añadido un libro de la Nieve [...]. (Sevilla; A. Escribano, 1571).
Primera y Segunda y Tercera partes de la Historia Medicinal de las Cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales que sirven en Medicina. Tratado de la Piedra Bezaar, y de la yerva Escuerçonera. Dialogo de las Grandezas del Hierro, y de sus virtudes Medicinales. Tratado de la Nieve y del bever frio [...]. (Sevilla; A. Escribano, 1574).

Estudios

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GUERRA, F. Nicolás Bautista Monardes. Su vida y su obra (ca. 1493-1588). (México; Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, 1961).
LÓPEZ PIÑERO, J. M. et al. Bibliographia Medica Hispanica, 1475-1955. (Valencia; Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, 1987-1997, vol.I, pp. 150-160; vol. II, pp. 176-180).
LÓPEZ PIÑERO, J. M. La "Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales" (1565-1574), de Nicolás Monardes. (Madrid; Ministerio de Sanidad y Consumo, 1989).
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PAOLI, U. G. "Nuove notizie su Monardes", en Archeion, vol. 19. (1937, PP. 44-50).
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RODRÍGUEZ MARÍN, F. La verdadera biografía del Doctor Nicolás Monardes. (Madrid; Tip. de la "Rev. de Archivos", 1925).
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José María LÓPEZ PIÑERO